“Mi patria son los amigos”. Alfredo Bryce Echenique.
“Que es mi barco mi tesoro, que es mi Dios mi libertad, mi ley, la fuerza y el viento, y mi única patria, la mar” José Espronceda, canción del pirata.
“Mi patria es la infancia”. Miguel Delibes.
Llevamos años intentando definir qué es un país, qué es una nación, qué es una patria, intentando delmitar lo que es mío y lo que ya no es tuyo. Queremos establecer barreras, aduanas, fronteras, muros. Arriar una bandera e izar una nueva, pisar la anterior. Para ello nos definen cómo somos, o más bien cómo tenemos que ser, puesto que ser diferentes es no ser. No puedes no estar, no puedes ser de otra manera. Si no estas, o eres de otra manera, formas parte de los otros, que por supuesto, son inferiores, peores, malos. O conmigo o con ellos. O con mis condiciones o no. O con mi bandera o con la suya.
Pereza.
Hasta ahora todas las banderas me han generado pereza, como todas las demostraciones de orgullo. Las camisetas corporativas, los “tú eres lo que comes”, las etiquetas, los escudos bordados en la camiseta, las inferencias, las clasificaciones. Todo ello limita la libertad individual, que es la que nos hace crecer a cada uno de nosotros.
Hasta ahora las banderas me han generado pereza por lo que representan. Pero he conseguido apreciarlas como objeto artístico. Es indudable la belleza de la bandera de Arabia Saudí, el juego que proporciona la bandera croata, todo lo que transmite la bandera brasileña. Entre mis favoritas siempre estuvieron las de Bután y Nepal, aunque me gustaba el juego de adivinar las que correspondían a los paises nórdicos europeos o a encontrar las diferencias entre las de Australia o Nueva Zelanda. Y así descubrías alguna tan bonita como la isla de Norfolk, que sería un cruce entre la bandera de Canadá y el Betis.
Como me gustaban, comencé a jugar con ellas. Empecé rediseñando la bandera de Estados Unidos. Cambié el lugar de las barras y las estrellas, la rediseñé con barras verticales en vez de horizontales, y reduje el número de estrellas. Incluso la fusioné con la bandera de Jamaica. No quedaba nada mal…. Todo era un juego. Hasta ahora.
He vuelto a diseñar una bandera. En este caso, la mía.
He diseñado mi bandera con un propósito claro: representarme a mí y a quien quiera ser representado por ella. Esta bandera contiene los elementos que me gustan, simplemente. Pero es una bandera abierta. Si quieres, puede ser tu bandera también, puedes adoptarla permanente o temporalmente. Puede ser tuya por las mañanas, porque por las tardes prefieres otra. Puedes enviarla, puedes modificarla. Sería genial si estuvieramos en la misma bandera. Si defines tu propia bandera, déjame ser parte de ella, si me apeteciera. No me tomaré a mal que no te guste mi bandera, no seremos enemigos de bandera. Si quieres, podemos crear una conjunta con la que estemos cómodos, y podemos ir modificándola con el tiempo o según vaya incorporándose gente que le apetezca.
Mi bandera (y la tuya, si la quieres) es esta:
Tiene tres partes: La tierra, el mar, el cielo. Ninguna tierra en especial, ni ningún mar en concreto, ni un cielo particulamente bello. Son los que son, aunque podrían cambiar. En la tierra podría crecer algo, en el mar podría haber olas, el viento podría mover las nubes del cielo. Pero, básicamente, estos sitios son donde ocurren la mayor parte de las cosas que me interesan, donde habitan las personas que me importan. Es todo lo que me rodea, todo lo que me define. Esta bandera no se restringe a un terreno acotado. Más bien, al contrario, no hay coto para ella.
Hay también una estrella. Simplemente marca hasta donde se puede llegar, donde está el límite. Esos puntos de luz que la noche nos enseña son inmensas bolas de fuego a milllones de kilómetros. Y sin embargo, pueden ser el objetivo. Mejorarse, sin necesidad de ser el mejor. Saber que hay algo más, y aspirar a ello.
Por último, una A mayúscula en el centro. Las letras, necesarias para compartir todo lo anterior. Contar, narrar, vocear, susurrar… pero también escuchar, aprender, comprender, entender. Por ningún motivo en especial es una A mayúscula. Cámbiala si lo deseas, incluye tu letra preferida. Haz lo que quieras, esta es tanto mi bandera como la tuya.
Las banderas no son más que etiquetas gigantes. Esas etiquetas que cortamos en cuanto nos ponemos la ropa, pero también esas etiquetas que tan fácil se ponen, pero que tan dificil se despegan.
Hemos luchado por ser auténticos. A ver si lo hemos conseguido.