Dos amantes cogidos de la mano discuten entre risas:
– Yo te quiero más.
– No, yo te quiero más.
– ¿Cómo puedes saberlo? Yo te quiero más!
– Nononono, yo te quiero más aún!
– Deberíamos inventar un aparato que midiera el cariño. Así podríamos saber quien de los dos quiere más al otro. Aunque estoy seguro que soy yo.
– Que buena idea!.
– Siempre tengo ideas geniales.
– Siempre!
– Si, pero sigo siendo yo el que más te quiere.
– No es verdad!
– A ver… Cuanto me quieres?
– Mucho.
– Si, mucho, pero cuanto?
– Mucho.
– Me quieres más que… al sol?
– Claro!
– Más que…
– Más que todo!
– Más que a tu amiga Mónica?
– Mónica? Bueno… Mónica es mi amiga de toda la vida.
– Si, esa Mónica.
– No sé… El Lunes siempre va antes que el Martes.
– Y si yo consiguiera que el Martes fuera antes que el Lunes?
– Como? Eso es imposible!
– No hay nada imposible. Si tú quieres, cambiaré de orden el lunes y el martes.
– Puedes hacerlo?
– Por que no? Son palabras. Puedo cambiar las palabras. Sobre todo para ti.
– Pero…
– No hay nada que no pueda hacer con las palabras. Puedo hacer lo que quiera! Incluso puedo eliminar la palabra imposible si quieres.
– Así que el martes es el nuevo lunes.
– Así es.
– Así que ahora te quiero más que a Mónica.
– Eso parece…
–
– Genial! Y ahora… quieres que haga desaparecer la palabra imposible?
– No, porque… como podría describirte? Eres imposible!
Las palabras definen las realidades, pero somos nosotros los que seleccionamos las palabras, y tenemos la posibilidad de cambiarlas cuando queramos. No somos esclavos de las palabras! Modifica las palabras que quieras, cambiarán las realidades. El martes puede ser el nuevo lunes!