La semana pasado Piqué, el defensa central del Barça, declaró que el éxito de este equipo estaba en que jugaban con una sonrisa en la boca, tal y como lo hacían los Lakers de Magic Johnson.
La táctica, la técnica y la capacidad física son algunas de las claves en el deporte actual. Cada día la exigencia es mayor, cada día los equipos y los deportistas están más preparados, los medios a su disposición son mayores. La inversión en fichajes, en investigación para la prendas deportivas… Cada día el deporte depende más de la inversión de dinero en él. Parece que los mejores equipos deben ser los más ricos. Pero….
Pero Piqué, uno de los jugadores que ha ganado todas las competiciones posibles, todos los trofeos que un futbolista profesional puede alcanzar, no hace hincapié en nada de esto para comentar la buena racha de su equipo. Piqué habla de sonrisas, de actitudes. La clave está en que somos felices cuando jugamos.
Quien soy yo para quitarle la razón a un Campeón del Mundo? Sin embargo, quizás si me atrevo a matizarlo.
Alberto Herreros es uno de los mejores jugadores de baloncesto que ha dado este país. Jugó 655 partidos en la Liga ACB, de la que sigue siendo, a día de hoy, su máximo anotador histórico. Herreros no era Magic. No tenía ni su carisma ni sus asistencias. Ni tampoco su sonrisa.
Herreros no sonreía en los partidos, nunca fue el más simpático de la clase. Y había una razón detrás de ello. Herreros, que se conocía muy bien, declaró que “salía un poco cabreado a los partidos, para salir completamente motivado y centrado”. Herreros utilizó una manera diferente de concentrarse en los partidos que Piqué, pero, y esto es lo verdaderamente importante, igualmente efectiva.
Los métodos que para otros son útiles quizá no lo sean para ti. Lo que a ti te funciona, puede que suponga un desastre para otra persona. No hay nada como conocerse.
En el vídeo, una de las remontadas más increíbles del baloncesto nacional. La última canasta, de Alberto Herreros.