“¿De qué me enorgullezco más? Creo que de mi carrera, porque nunca pensé que sería tan bueno. Se me consideraba bueno cuando era joven en Suiza, pensaban que podía llegar a ser uno de los cien mejores”, admite frente a una mesa repleta de periódicos cuyas primeras planas lo elevan a los altares del deporte. “¡Eh, no son míos!”, advierte.
“Pero una cosa fue llevando a la otra. Yo surgí con una generación extremadamente fuerte de jugadores. Hewitt, Safin, Roddick, Ferrero, Haas… Eso me obligó a mantenerme en su nivel, no a ser el mejor”.
“Con los entrenamientos y la práctica me fui convirtiendo en un verdadero profesional. Y a mis veinte y pico, lamentablemente un poco tarde, aunque al final estuvo bien, considerando cómo se desarrolló mi vida, algo hizo ‘clic’ y gané mi primer Grand Slam”.
“Siempre había preguntas en los medios acerca de si lograría algo o sería uno de esos eternos talentos desaprovechados. Yo era famoso por no ser consistente, estoy orgulloso de cómo cambió todo. Hice ‘clic’ y aproveché todo mi potencial”
Hay que hacer clic!!!