En los años 80 los niños teníamos diferentes estímulos a los que tienen ahora los niños del siglo XXI. Nosotros teníamos chapas con caras de ciclistas, canicas y los cococrash, y ahora tienen los muñecos japoneses de nombres impronunciables y las consolas que captan el movimiento. Pocas cosas se han mantenido en estos años, y de esas pocas hay dos que destacan entre los niños, el balón (de reglamento!) y las colecciones de cromos.
Quizá los niños que nos hemos convertido en “señores” a ojos de los niños de ahora (como nos revienta que nos llamen señores!) sigamos disfrutando con los mismos juegos. El fútbol es el pasatiempo universal, y todos los domingos, al menos en una de sus plazas, encontramos en todas las ciudades gente cambiando cromos, y son niños y no tan niños.
Recuerdo una de las colecciones que circulaban en el mercado en los 80: Transformers. Estaban de moda entonces los juguetitos estos, y los niños nos volvíamos, claro, locos. Sacaron una colección de cromos con dibujos de los Transformers, algo muy apreciado para un niño pequeño, como os podéis imaginar. En mi casa creo que aquel año habían tenido suficiente con las colecciones de la liga, así que se mostraban un poco reacios a comprar más cromos. Yo insistía e insistía, quería aquella colección! Sería el único de clase sin ella!
Después de intentarlo todo para convencerme, mi padre se acuclilló para ponerse a mi altura y mirarme a la cara, para preguntarme, de un modo notablemente profundo:
– Esta colección… va a serte útil en la vida?
Recibí la pregunta, quizá la primera pregunta de adulto que me dirigían, tragando saliva. Así que pensé largamente, mientras trataba de aguantar la mirada de mi padre, y contesté gravemente:
– Sí.
Y conseguí mi colección.
En coaching hay un concepto que se llama “ecología”, aunque creo que se ajustaría más la palabra “sostenibilidad”. Este concepto hace referencia a saber qué va a ser de nosotros cuando consigamos el objetivo que nos hemos propuesto. En coaching tratamos de que el cliente se visualice a si mismo consiguiendo su objetivo, siendo consciente de lo que ganará y perderá de conseguir el objetivo. Es sencillo pensar en un objetivo ideal sin tener en cuenta aquello que vas a dejar de hacer o conseguir. Poner un chiringuito en la playa es un pensamiento que se nos ha cruzado a muchos. Cuando nos damos cuenta de todo lo q perderíamos de nuestra vida actual si pusieramos un chiringuito en la playa, entonces entendemos que quizá no sea tan buena idea…
Si mi padre hubiera sabido coaching, y si yo no hubiera tenido 8 años, quizás me hubiera preguntado para qué quería esa colección. Y me hubiera preguntado cómo iba a ser útil la colección de Transformers. Y me hubiera preguntado qué habría hecho con la colección una vez terminada. Y..
Está bien, está bien!! No debería haber hecho la colección de los malditos Transformers!