Viendo la noche electoral, en la que todos ganan, y en la que todos se erigen como cabezas del cambio (incluso los candidatos del partido en el actual gobierno), me ha dado por pensar en si realmente cambiamos, si realmente nosotros como personas podemos dar ese giro a nosotros mismos. En el anterior post había dudas de si podemos cambiar nuestros valores. Proponía que hay una parte de nosotros que es irrenunciable, lo que llamamos los valores, pero alguna persona mostraba dudas.
Y me he acordado del cuadro de Picaso Las señoritas de Avignon. Siempre he pensado que Picasso era un genio, alguien capaz de hacer cosas fuera de lo normal. Me di cuenta que Picasso era un genio el día que vi una escultura suya que se llamaba “Cabeza de toro”, creada únicamente con un sillín de bici y el manillar de cabra de la misma.
En el cuadro “Las señoritas de Avignon” se muestra a cinco mujeres, prostitutas, desnudas en diferentes posturas. Miran al espectador sin ningún disimulo, pese a su desnudez. El cuadro supuso un cambio con la trayectoria del autor, pero incluso con la propia historia del arte, rompiendo reglas que hasta ahora dominaban la pintura. Introduce la descomposición del espacio, la descontextualización de las figuras. Picasso comenzó su periodo africano con este cuadro, iniciando el cubismo. Solamente representa aquello que se sabe de las figuras, no aquello que se ve.
El cuadro fue pintado por Picasso en 1907, pero no lo enseñó públicamente hasta 9 años después, ya que aquellos amigos a los que Picasso lo enseñó en este periodo, quedaron muy sorprendidos por el mismo. Muchos no entendieron ese cambio, e incluso se burlaron de él. A Picasso también le afectaban las críticas, por eso tuvo tanto tiempo el cuadro escondido. Años después llegó a venderlo por poco dinero, pero hoy en día es uno de los cuadros referencia de la historia del arte, además de uno de los más valiosos.
Leyendo lo escrito hasta ahora puede dar la sensación de que Picasso cambiaba sus valores, renunciando a ellos, y así sus amigos no conseguían encontrar su verdadera esencia. Pero reflexionando un poco más sobre Picasso, su trayectoria, propongo una solución sencilla: Uno de los valores de Picasso era el cambio.
Picasso tuvo varias etapas, el periodo azul, el periodo rosa, el protocubismo, el cubismo cizannesco, el cubismo analítico, el cubismo hermético, el cubismo sintético, el surrealismo, el periodo de vallauris… fue pacifista, se afilió al partido comunista, hizo el Guernica, hizo esculturas, tuvo innumerables amantes, e incluso podía cambiar de nombre todas las veces que quisiera, ya que se llamaba Pablo Diego José Francisco de Paula Juan Nepomuceno María de los Remedios Cipriano de la Santísima Trinidad Ruiz y Picasso.
Picasso era el cambio en sí, la evolución. Y este hecho es desconcertante, incluso llegando a no ser comprensible.
En el cuadro de Las señoritas de Aviñón hay cinco figuras, y en sus caras podemos ver una evolución en la historia de la pintura. La primera de la izquierda tiene un rostro egipcio, podemos verla de lado. En las dos del centro, los rostros son iguales a las esculturas íberas, y las dos figuras de la derecha, una de las cuales tiene el cuerpo completamente girada, muestran en sus rostros máscaras africanas. (Estas máscaras africanas no se conocieron en Europa hasta aquellas fechas). Un cuadro de cambio en el que muestra el cambio.
Una cosa es tener valores, y cambiarlos. Otra, tener el cambio como un valor. Y otra, hacer creer que cambiar es uno de tus valores.