Era lector de La libreta de Van Gaal, una web que nació con la idea de criticar el nivel del periodismo deportivo en España. Publicaba su autor entradas en las que incluía artículos o intervenciones de periodistas deportivos que eran remarcables por lo poco profesionales, partidistas o simplemente lamentables. Una gran idea, dado el nivel de los diarios deportivos de este país. Leía con interés los artículos y también los comentarios que se generaban entre los lectores. Era un debate sano, generalmente, y divertido. (Siempre he pensado que lo mejor de Internet es la posibilidad que todo el mundo tiene de expresarse, y leer los comentarios de las noticias hace que uno tenga una visión completa sobre la misma)
Decía que era lector, porque hace unos días Louis, el seudónimo del periodista que sigue produciendo La libreta de Van Gaal, decidió cerrar la posibilidad de comentar las entradas, dado que, a su juicio, se aprovechaban los que escribían para criticarle a él. El hecho cierto es que el dueño del blog es él, y está en su derecho de hacer lo que considere oportuno con su “criatura”.
Los habituales usuarios crearon una página en la que poder continuar con sus charlas sobre los artículos y los múltiples temas que surgían en las conversaciones. Todos se muestran irritados con Louis, pero también sorprendidos de que una web que nació con el ánimo de hacer una crítica legítima sobre artículos y periodistas deportivos cierre con la excusa de que la gente que comenta critique la propia página o a su autor.
Cuando conocemos una relación, bien sea con una persona, un libro, una empresa, una web o lo que sea, detectamos los valores que rigen esa relación. Los valores pueden ser los que sean, pero deben estar claros: transparencia, lealtad, coherencia, compromiso, cercanía, humildad… Cualquier valor o grupo de valores puede regir dicha relación. Sin embargo, cuando detectamos que estos valores cambian en la relación, inmediatamente somos conscientes de ello, y nos replanteamos dicha relación.
Una cantante que pasa de ser country comprometida con el medio ambiente a hacer música disco buscando ampliar las ventas, una pareja que pasaba el tiempo en comedores sociales y ahora no es capaz de pensar en nadie más que en si misma, un periódico que cambia sus editoriales según el viento que sople… Seguro se te ocurren cientos de ejemplos.
El hecho es que cada mínimo cambio en los valores hacer que dicha relación se tambalee, puesto que afecta a los cimientos de la misma. Esos valores son lo que unen las relaciones, y al verse afectados, muchas relaciones no sobreviven.
La Libreta de Van Gaal siempre ha sido una web interesante, con análisis divertidos y agudos. Sin embargo, los valores que se daban por supuestos para aquellos que la leíamos, no se han confirmado como tal. Puede ser que los lectores hayamos pecado de ingenuos, pues nunca se nos confirmaron dichos . Puede ser que el interés de tener lectores hiciera que el autor del blog fuera contra sus propios valores hasta que algo le ha hecho despertar. Pueden ser mil cosas. Pero los lectores han detectado que algo ha cambiado, algo que en ocasiones no se puede entender o explicar, algo que no flota en la superficie, algo realmente profundo. Algo suficientemente importante.
Además de la lectura casi siempre divertida de la Libreta de Van Gaal estos años, por lo que le agradezco al autor todo su trabajo y tiempo, saco en claro de toda esta historia que si no se comparten los mismos valores, no podrá haber entre las dos partes una relación que funcione. Y no es una enseñanza pequeña.