A mitad de temporada, cada año, la NBA dedica un fin de semana a lo que ellos llaman El partido de las estrellas. El evento central es un partido entre los mejores jugadores de las dos conferencias en las que se divide la NBA, la Este y la Oeste. Además, hay varios concursos entre los mejores jugadores, de habilidades, de triples y de mates.
En los últimos años este evento ha quedardo un poco deslucido y algunos de los mejores jugadores renuncian a los concursos individuales, pero en los años 80 y 90 vencer en ellos era especial. Michel Jordan, el mejor jugador de todos los tiempos, se jugó su prestigio participando en varios concursos de mates, y ganó los concursos de 1987 y 1988.
El concurso del año 1986 fue especial para los Atlanta Hawks. En el concurso de mates participaron dos de sus jugadores: Dominique Wilkins, un pivot de 2,03 que ya había ganado el concurso el año anterior a Michael Jordan y defendía el título, y su base Spud Webb, que medía….1,68.
Spud era el jugador más bajo de aquel año en la NBA, y lo fue hasta la llegada de Mugsy Bogues (1,60). Su compañero de equipo le sacaba, nada más y nada menos, 35 centímetros. Una diferencia crucial en baloncesto, teniendo en cuenta que el aro está a 3 metros y 5 centímetros de altura. Lógicamente todo el mundo daba como favorito a Dominque Wilkins, y nadie confiaba en un bajito de 1,65. Excepto él mismo.
Aquel día todo el mundo se quedó con la boca abierta, porque ganó Spud Webb. Cuenta él mismo que una de las claves de su éxito fue la desconfianza que generó en Wilkins. Jamás le había visto machacar en los entrenamientos, y no se esperaba un gran rival (CUalquier juego de palabras no es intencionado). Spud confiaba en sí mismo, y se convirtió en el hombre más bajo en ganar un concurso de mates de la NBA.
Vean a Spud Webb machacando el aro tras dar una vuelta en el aire sobre si mismo.
Spud no solo era demasiado bajo para machacar el aro. Incluso era bajo para jugar al baloncesto a alto nivel. Pero hizo de su característica una fortaleza, y no una excusa. Supo hacer de sus motivos un punto fuerte, no quiso saber nada de lo que había escrito en los libros, de lo que se estudia en las escuelas, de las medias y de los consejos que desaconsejaban. Simplemente, se hizo fuerte con lo que era, con aquello que lo definía, con aquello que, aunque hubiera querido, no hubiera podido cambiar.
Spud triunfó siendo fiel a lo que él era. Podía haberse desanimado, podría no haber aceptado un reto estratosférico como apuntarse a un concurso de mates, y podría haber seguido con su vida. Pero aquello era lo fácil. Eligió otro camino, y por eso ahora escribimos sobre Spud, lo que es, lo que le hizo fuerte.